lunes, 22 de junio de 2015

Intensa Mente

La Madeja del Gato (copada de emociones)
Madeja #306
Por Christopher Vergara

Pixar ha vuelto. 

Tras una serie de producciones que no convencieron a todos (Cars 2, Valiente y Monsters University fueron generalmente bien recibidas pero sin ese sentimiento de aclamación universal de sus anteriores cintas), el destino de Pixar parecía incierto. Pero cuando parecía que la caída era inevitable, vino Pete Docter y nos recordó la inventiva y sofisticación que puede alcanzar el estudio cuando se lo propone. 

Intensa Mente (Inside Out) nos lleva a la mente de Riley, un lugar poblado por las cinco emociones primarias que todo ser humano posee: Alegría, Furia, Temor, Desagrado y Miedo. Cada emoción (salvo Tristeza) tiene una función y en general, liderados por Alegría, se encargan de conducir su vida y responder ante las distintas situaciones que se le presentan. Todo se vuelve loco cuando Riley se enfrenta a la inminente pubertad a la vez que lidia con un cambio de ciudad, escuela y amigos. 

Intensa Mente es una cinta que por un lado es deslumbrantemente imaginativa e inventiva y por otro lado es absolutamente inteligente y bien escrita. Uno no puede dejar de maravillarse por el derroche de imaginación que implica estructurar la mente. Las emociones primarias, los recuerdos básicos que definen los aspectos de la personalidad, la memoria a corto plazo, el cuarto de abstracción, el cuarto de sueños, el tiradero de recuerdo. Todo está diseñado con una belleza y dulzura que además encierra una sofisticada y elaborada investigación sobre la forma en que opera la mente. 

El guión es deliciosamente inteligente, pues por un lado presenta una conmovedora historia que nos recuerda el poder de las relaciones humanas como aquello que define el carácter de las personas, es decir, uno es una construcción de las experiencias, personas y situaciones que ha vivido. Entre más positivas son las experiencias por las que transitan las personas, habitualmente su carácter tiende a tener mayores elementos afables antes que negativos. Riley es una niña esencialmente feliz porque su historia de vida (hasta ese momento su infancia) se desarrolló en una familia feliz y completa.

A la vez se nos narra una historia de crecimiento y de como uno de los aspectos propios de la madurez (algo que además se acentúa durante la adolescencia) es que nuestras emociones y sentimientos se vuelven más complejos y ricos con la edad. Alegría empieza a sentirse sofocada cuando no puede lograr que Riley se mantenga mayormente feliz como hasta el momento había sucedido, lo cual es una bella metáfora sobre como la adolescencia implica conocer otro tipo de sentimientos y más aún, como eventualmente descubre Alegría, que los recuerdos y las experiencias pueden ser una mezcla de distintos sentimientos. Algo o alguien nos puede generar alegría al mismo tiempo que furia, temor, disgusto o tristeza.

La cinta además termina realizando una bella escenificación de como la tristeza no es un sentimiento negativo al que deba rehuirse. Eventualmente, Alegría entiende que la función de Tristeza es lograr que otros noten que Riley necesita ayuda. Que es además a donde lleva la cinta, a la realización de que la tristeza es necesaria como un mecanismo para poder expulsar aquellos sentimientos que nos agobian a la vez que encontramos confort en los otros. 

Intensa Mente no es solo la cinta cerebral que estoy describiendo. La misma, que surgió en base a las reflexiones de Docter al ver crecer a su propia hija, es una cinta genuinamente encantadora y divertida (que tiene unos chistes francamente brillantes y divertidos) pero además es una cinta profundamente conmovedora. 

Con sentimientos que aún intento adivinar, pero Intensa Mente me tuvo llorando largos ratos de la película, desde el principio hasta el final, me conmovió hasta las lágrimas. No sólo por la inherente belleza de las imagenes que muestran como crece alguien y en consecuencia como la vida se va muy rápido, sino además por la forma tan conmovedora en que se plasma la relevancia que representa la familia, los amigos, el entorno social y la imaginación para una persona, la forma tan relevante en que definen una vida.

Como decía, la cinta es tremendamente inventiva. Desde las emociones que son francamente divertidas desde su concepción, hasta el resto de la mente, Imaginalandía, La Tierra de los Sueños, las Islas de las Emociones Centrales, los trabajadores de la memoria, son visualmente deliciosos y profundamente bellos. El segundo acto con Bing Bong, el amigo imaginario de Riley es de los momentos más hermosos de la cinta.

El doblaje de la cinta no puede dejar de ser elogiado, Cristina Hernández se luce como la vivaz y entusiasta Alegría, Moisés Iván Mora es delicioso como el escurridizo Temor, Jaime Vega es hilarante como el explosivo Furia, Erika Ugalde es la inigualable Desagrado, y Kerygma Flores es la depresiva e incomprendida Tristeza. Cada uno es brillante en su rol, al igual que el resto del elenco dirigido por Mario Castañeda. 

Intensa Mente, dirigida y co-escrita por Pete Docter (Monsters Inc. y Up) es la muestra perfecta de los grados de sofisticación e inteligencia que Pixar puede alcanzar a la vez que ofrece una historia conmovedora y divertida que nos recuerda lo más bello que poseemos como seres humanos, que son el poder de nuestras emociones y como estas se expresan en el mundo. 

Bravo chicos. Bravo Intensa Mente

El Último Hilo: El corto Lava que precede la cinta, es otra tierna historia de amor fantástica y casi imposible, tan clásica de Pixar, en esta ocasión mostrando el amor entre dos volcanes. El diseño es muy bonito pero lo más genial en esta ocasión es sin duda alguna, el que todo fluye perfectamente cantado. 

Y en la próxima madeja: Review de Daredevil.

miércoles, 10 de junio de 2015

Pluralidad en el DF (y como voté)

La Madeja del Gato (post-electoral)
Madeja #305
Por Christopher Vergara

Y la pluralidad llegó a la Ciudad.

Las mexicanos acudimos una vez más a la tiernamente llamada 'fiesta de la democracia' en la cual decidimos la Cámara de Diputados que queremos tener y se eligieron nueve gubernaturas. Algunas con grandes sorpresas, otras no tanto, pero en general el voto reivindicó su poder como el medio ideal por el cual los ciudadanos castigan y premian a sus gobiernos, partidos y ahora candidatos independientes (sobre los cuales sigo teniendo muchas reservas). 

La semana pasada sostuve en este mismo espacio la tesis de que cuando los ciudadanos votan, ni todas las estructuras de los partidos logran vencer una elección donde la gente decide cambiar sus preferencias de voto. La elección de la Ciudad de México, donde el PRD pasó de gobernar 14 a 6 delegaciones y de ganar 38 a 16 distritos son la confirmación de mi tesis. 

El PRD perdió espacios por errores propios y pataleos externos. Obviamente pesan decisiones de gobierno impopulares (pero que con un poco de sentido común tienen razón) como el incremento al pasaje del Metro o el Hoy No Circula sabatino, pesan lo que es visto como una gestión gris de Miguel Ángel Mancera y gestiones muy irregulares en las delegaciones políticas (donde hubo de todo, buenos gobiernos pero también excesos y corrupción), así como errores estruendosos como el elefante en el cuarto que fue es la Linea 12 del Metro. 

Aunque obviamente el principal apuntalamiento (que una vez más no supieron medir las encuestas) fue que Morena, a través de su figura principal, Andrés Manuel López Obrador siguen gozando de cabal salud en la Ciudad y conectaron de forma intensa con el electorado capitalino que demostró que prefiere una oposición fuerte y vigorosa a una oposición negociadora y menos estridente. El electorado de la Ciudad de México tiende a ser más anti-sistema o anti-PRI cuando menos. 

Dicho de otro modo, aún y con opciones divididas, es claro que el electorado de la Ciudad de México es notoriamente tendiente a la izquierda. Sólo así se explica que entre los 4 partidos identificados como tales, se sumen cuando menos el 50% de los votos emitidos en la Ciudad, nada despreciable sin duda ante un PAN y un PRI que ganaron más espacios por la división de la izquierda, antes que por mejorar sus propios números. 

El nuevo mapa político electoral sin duda será interesante. A nivel de jefaturas de gobierno la pluralidad será positiva, pues los partidos (ahora si, las cuatros fuerzas políticas principales) deberán demostrar de que están hechos. Los gobiernos emanados del PRD deberán ser los mejores que nunca si quieren ampliar sus espacios en 2018. Tendrán que demostrar cátedra de gobierno, minimizar o eliminar sus excesos y trapacerías y dar soluciones a la gente. 

Morena, aún como partido nuevo tendrá que demostrar que sus ideas vagas de 'limpiar de corrupción', 'rescatar a la Ciudad' y ofrecer 'justicia y esperanza' significan realmente algo en la acción de gobierno. Que aunque quizá no logren ampliar la acción de gobierno, cuando menos logren hacer mejores cosas que quienes los antecedieron. 

El PRI, que ganó tres delegaciones, ya no tendrá el viejo pretexto de que no lo dejan gobernar. Tendrá que demostrar de que cuero salen más correas y que realmente pueden imprimir un sello distinto al de la izquierda. Su reto es aún más grande que el de Morena y culpar de sus errores al gobierno central no será una salida decorosa. 

De Acción Nacional no espero nada. Es lamentable que por un clasismo económico y supuestamente cultural, los habitantes de la delegación Benito Juárez sigan eligiendo a vividores que han saqueado la Delegación durante quince años. Tampoco se pueden esperar buenas cosas de una política oportunista y arribista como Xochitl Gálvez en Miguel Hidalgo, un triunfo que me parece a todas luces lamentable. 

Por otra parte será interesante ver la dinámica de la Asamblea, pues con un PRD y Morena que ganaron igual número de distritos y una Asamblea que será igual de multicolor que la que hubo entre 2000 y 2003, Miguel Ángel Mancera deberá contar con un excelente operador que le logre sacar adelante todo tipo de acuerdos al interior de la Asamblea. Por otro lado, quizá haya una gestión más transparente de la Asamblea, pues la Comisión de Gobierno será rotatoria anualmente por primera vez en muchos años. 

A nivel personal, el pasado domingo mis dos votos para diputado fueron por el PT. Para diputado federal vote por Mauricio Calcaneo, un tipo que genuinamente me parecía inteligente, leído y lucido y aún cuando era gente de Adolfo Orive Bellinger me parecía un buen prospecto. Una completa lastima que perdiera aunque mi segunda intención al votar por el PT fue ayudarlo a que conservara el registro, ya que particularmente aún y con su radicalismo ideológica inherente me parece una opción política con méritos para subsistir. Conservar el registro es una cuestión que como se vio conseguirá por muy poco. 

Para diputado local fue en el mismo sentido aunque la candidata postulada por el PT, María del Jesús López Vázquez particularmente no me entusiasmo mucho. 

El voto para jefe delegacional fue sin duda que el más ponderé y decidí hasta el momento final en la soledad de la mampara. Termine votando por Claudia Sheinbaum de Morena porque aún con todas las reservas que ese partido me genera y mencione madejas atrás, me parece que podría ser una opción interesante en la delegación. Es una candidata con preparación académica cuya gestión al frente de Medio Ambiente fue relativamente exitosa y que en general podría representar una buena acción de gobierno. 

Por otro lado, la candidata postulada por el PRD, María de Lourdes García Reséndiz no me terminó de convencer. En especial porque no me pude quitar esa sensación de que era un títere de Héctor Hugo Hernández y Guillermo Sánchez Torres, quienes particularmente no me caen mal, pero cuyo maltrato a Maricela Contreras me pareció bastante lamentable, en particular porque yo mantengo una opinión ligeramente positiva sobre la gestión de la última y porque en última instancia porque lo que uno busca en sus candidatos es que cuenten con independencia y movilidad frente a quienes los impulsan. Tengo mis reservas aún sobre Sheinbaum, pero me parece mejor prospecto y me parece que podría hacer un buen papel. Al tiempo. 

La pluralidad es bienvenida y necesaria en cualquier sistema político, en especial uno tan maduro y avanzado como el microcosmos que representa la Ciudad de México. La pluralidad en los ámbitos de gobierno permite generar pesos y contrapesos a la vez que contrastar no sólo propuestas, sino programas, iniciativas y gestiones. Comparar pues, quienes terminando realizando un mejor gobierno. La pluralidad en los ámbitos legislativos también es necesaria pues permite generar un mayor debate y discusión de las ideas, lo cual es siempre útil en cualquier democracia. Entre más voces haya, más se enriquecen las disposiciones, siempre y cuando haya voluntad de escuchar, negociar y entender en el otro (algo en lo que aún debe trabajar mucho Morena).

Por ello siempre debe ser bienvenida la pluralidad y la alternancia. La mayor virtud de la democracia es que nada dura para siempre, y lo que hoy es derrota, mañana es victoria y viceversa. Las elecciones son el medio más claro para que los actores políticos evalúen y tomen mejores decisiones. Bienvenida la pluralidad.

El Último Hilo: Positivo el triunfo de Silvano Aureoles en Michoacán, tiene una tarea titánica pero el candidato está a la altura. Agradable por otro lado el desfonde de la Cocoa que no hizo nada sin el aparato federal. 

No se sorprendan si en seis años Armando Rios Piter conquista Guerrero. Astudillo debe erradicar los vicios de su antecesor, aunque no parece que vaya para allá. 

Ojalá y los habitantes de Cuernavaca no terminen con la arrepentida de sus vidas. Lo mismo que los de Nuevo León. Ojo con Enrique Alfaro en Guadalajara. Jalisco va para pintarse naranja, naranja. 

Y en la próxima madeja:  Review de Daredevil, serie de Netflix.

jueves, 4 de junio de 2015

¿Por qué votar? (y no anular)

La Madeja del Gato (político-electoral)
Madeja #304
Por Christopher Vergara

Ante las elecciones federales y locales que se celebrarán en nuestro país el próximo domingo, una idea empieza a correr con gran fuerza entre vastos sectores de la sociedad mexicana, ¿para qué votar?. 

Siendo francamente honestos, les obran razones a los ciudadanos para no votar, tenemos problemas económicos y sociales que venimos arrastrando de decadas, tenemos una clase gobernantes cínica y despilfarradora, tenemos un sistema democrático que no alcanza a reflejar todos los anhelos de los ciudadanos, en fin, son demasiados factores que hacen sentir al elector que su voto es francamente inútil. 

Sin embargo, renunciar al voto en las circunstancias actuales es el peor error que podemos cometer como ciudadanos, ¿por qué? porque estamos renunciando a nuestro primer y más esencial derecho como ciudadanos, el de poder decidir como se integran los órganos de gobierno. 

Renunciar a algo tan básico como tener voz, así sea mínima y pequeña, dentro de la conformación del gobierno es renunciar a nuestra posibilidad de influir en la forma en qué los órganos del gobierno operan y funcionan. 

Más aún, la elección federal unicamente renovará a la Cámara de Diputados que junto con el Senado de la República son los órganos de deliberación por excelencia de nuestro sistema político. Son los órganos facultados para emitir leyes y renunciar a nuestro voto es renunciar a contribuir a una conformación que sea cercana a nuestro intereses. 

Un argumento fácil es decir que todos los partidos son iguales y que todos los políticos son igual de rateros. Es un argumento muy simplón y ramplón. Aún y con el cúmulo de errores que tienen, los partidos políticos son distintos entre si y realizan la política de diferentes maneras. La forma en que opera y vota Acción Nacional no es la misma que el Revolucionario Institucional, el Verde o el PRD. 

Más allá de si la oferta programática es distinta (que siendo cínicos quizá no la sea, pues todos los partidos dicen buscar basicamente lo mismo), lo que es cierto es que al momento de votar los partidos políticos son distintos entre si, impulsan agendas distintas y en los temas cruciales con mayor o menos consistencia generalmente votan parecido. Apoyan tales o cuales temas.

Gente que votó por el PRI y el PAN ¿realmente pensaban que no iban a aprobar una reforma energética?, ¿una reforma que el PAN buscó con insistencia durante sus fallidos gobiernos y el Peña Nieto siempre vió con agrado?, ¿enserio les sorprende?, ¿y quién les dio los votos necesarios para aprobar esa reforma?. Los millones de personas que sufragaron por esos partidos. ¿Realmente eramos tan cándidos para pensar que no votarían de en tal sentido?. 

Decir que todos los políticos son iguales es otra mentira. No es cierto. Por principio de cuentas para realizar tal afirmación sin hablar desde la comodidad de la ignorancia requiere conocer los pérfiles o siquiera los nombres de los candidatos lo cual muy pocas personas realizan. 

No todos los candidatos son iguales, más aún, me atrevería a decir que en la mayoría de los distritos, salvo los candidatos punteros, los otros candidatos son tipos bien intencionados, con sus ideas y manías como todos pero personas con buenas intenciones, ¿porqué? por los partidos ponen candidatos que saben que van a perder. Sólo los candidatos de los partidos punteros podrían ser sujetos de un escrutinio más intenso. 

¿Y aún así quién es responsable de que esos malos candidatos ganen? Nosotros. ¿Porqué? Porque les damos el voto de forma mayoritaria. 

No caígamos en mentiras. Salvo algunos casos muy excepcionales, las estructuras (el voto duro, pues) no alcanza para ganar una elección, en especial entre mayor participación tenga. Entre mayor sea el número de personas que votan el peso de las estructuras es menos. Obviamente si sólo vota un 30% o 40% del padrón, las estructuras tendrán una elección muy sencilla. 

¿No quieren que 'los mismos de siempre ganen'?, ¿no quieren que 'la malvada partidocracia gane'? VOTEN y quitenle ese poder al voto duro. 

Lo cual me lleva a otro punto. Las elecciones sirven para impulsar comportamientos en cosmos particulares. ¿Están enojados con el gobierno de Peña Nieto? Voten por un partido contrario a el, ¿están contentos con su gobierno? voten por un partido que lo apoya. Se crean condiciones en esos ambientes que definen como será la acción de gobierno. 

Y no me salgan con qué el voto no sirve porque va a perder el candidato de mi partido. Su voto sigue sirviendo, ¿por qué? porque ese voto, aunque no define al ganador de un distrito, importa para la designación de diputados de representación proporcional. Ergo, ese voto va a permitir que un diputado más de esa corriente llega. 

Esa farsa de que a los plurinominales nadie los elige es eso, una absoluta y total farsa, a los plurinominales los elegimos nosotros cuando emitimos nuestro voto. 

¿Están contentos con el gobierno de Miguel Ángel Mancera? voten por un partido cercano a el, ¿están disconformes con ello? tienen siete opciones diferentes de hacer política que sin duda alguna van a impactar en la conformación de la Asamblea Legislativa. No sólo eso, hasta votar por un Jefe Delegacional afín o desafín a Mancera puede redibujar los pesos políticos de la Ciudad.

Esa es la gran virtud de las elecciones que definen la integración de órganos plurales de deliberación, que TODOS los votos cuentan. 

Quitemonos esa falsa idea de que todos los partidos y los políticos son iguales. O no nos la quitemos, pero vamonos al punto cínico y digamos que todos son basura, pero aún entre la basura hay diferencia, y con alguna nos sentiremos menos asqueados. 

Una última cosa... se oye muy elegante y revolucionario cool pero anular es realmente tirar una boleta a la basura. Anular equivale a la pataleta de un niño berrinchudo al que su mamá no le compró un juguete. No caigan en eso. Anular quizá les merezca el aplauso de haberse tomado la molestía de ir a la casilla pero los deja igual de inutilizados que quienes no fueron. Anular no significada nada. Anular es anularse como ciudadano. 

Las elecciones son momentos cruciales a la vez que ciclicos de la vida pública de un país. Son los momentos en que autoridades y órganos de deliberación son conformados y el punto de arranque como ciudadanos. 

Si, tenemos miles de problemas, ¿pero saben algo?, siempre los hemos tenido. Si, nuestro sistema democrático no refleja todas nuestras aspiraciones, pero en nuestros quinientos años de existencia es lo mejor que hemos alcanzado. ¿Cómo podemos mejorarlo? siendo mejores ciudadanos. Es un camino largo y quizá no nos alcance la vida pero un mejor sistema democrático se alcanza participando, y eso empieza votando.

Y en la próxima Madeja: Como fue que voté.

lunes, 1 de junio de 2015

Tomorrowland

La Madeja del Gato (optimista)
Madeja #303
Por Christopher Vergara

Desde tiempos inmemoriales el ser humano ha gozado con la posibilidad de predecir el futuro, más aún, de predecir el desastre. Uno de los géneros preferidos en la literatura y por consecuencia en el cine y la televisión ha sido la distopía. Como si de forma inevitable el futuro que le espere a la humanidad sólo pudiera conducirnos a el fracaso como civilización y nuestra extinción, destrucción, aniquilación o cualquier otra cosa que signifique el fin de nuestra especie. 

Sin embargo, aunque esta fascinación con el desastre siempre ha existido, lo cierto que es como sociedad no siempre miramos al futuro con pesimismo. Existió en muchas regiones, durante la segunda mitad del siglo XX una fuerte sensación de optimismo por el futuro, optimismo de que la ciencia y el progreso humano nos conducirían hacía una sociedad más feliz y sustentable. 

Estas sensaciones terminaron posiblemente durante la decada de los ochenta y noventa, cuando muchos problemas empezaron a surgir o ser notorios y la relativa sensación de tranquilidad que acompañaba a la humanidad se extinguió o cuando menos aminoró y dio paso una sensación pesimista que omite cualquier resquicio de optimismo sobre el futuro. Como si de alguna forma como especie estuvieramos condenados a fracasar más temprano que tarde. 

Tomorrowland, hace referencia en principio a una de las tierras temáticas de Disneyland. Cuando Walt Disney diseñó su parque, pensó en crear una tierra donde se mostraran los progresos e innovaciones que nos traería el mañana y como esto mejoraría la vida de la humanidad. La idea sería llevada a su máxima expresión en los bosquejos que Walt realizó de EPCOT, que a diferencia de Tomorrowland no buscaba ser un área temática sino una verdadera comunidad modelo del futuro. En pocas palabras, Walt era un idealista de que el futuro de la humanidad sería brillante y positivo. 

Es con estos conceptos e ideas que Brad Bird (director de Los Increíbles y Misión Increíble 4) y Damon Lindelof (creador de Lost y escritor de Star Trek Into the Darkness y Cowboys vs Aliens), desarrollaron el guión de Tomorrowland, la más reciente cinta de acción viva de Disney, dirigida por el mismo Bird y estelarizada por George Clooney y Hugh Laurie. 

Tomorrowland nos narra la historia de Frank Walker, un jóven que durante la Feria Mundial de 1964 conoce a una niña llamada Athena (Raffley Cassidy) que lo lleva, mediante un pin especial a Tomorrowland, una ciudad situada en una realidad paralela, sin ningún tipo de gobierno, y donde las mentes más brillantes (artistas, científicos, etc) impulsan el avance y la innovación de la humanidad (si, la idea de Walt con EPCOT). 

Años después conocemos a Casey Newton (Britt Robertson), una jóven optimista y entusiasta de la ciencia que tras un altercado con la polícia encuentra un pin que le presenta la idea de Tomorrowland, Casey entonces busca como llegar a ese lugar y en el proceso conoce a Athena y Frank (ahora George Clooney), con lo cual se embarca en un viaje hasta Tomorrowland con el único objetivo de salvar al mundo de su aparentemente inevitable destrucción.

Tomorrowland critica el pesimismo global que envuelve a la humanidad y su fascinación con las distopías, más enfocada a lamentarse sobre nuestro aparentemente inevitable futuro antes que buscar evitarlo o prevenirlo y de esa forma buscar construir un mejor futuro.  Nos hace cuestionarnos en qué momento perdimos esa esperanza por el futuro y nos tiramos a la autocompasión y lamento. En especial cuando en los últimos años, aún y con los latentes y cada vez más complejos problemas, también hemos tenido avances y cambios que en otras épocas eran inimaginables. 

En determinado momento la cinta dice algo muy poderoso. Es muy sencillo destruir un viejo edificio, lo complicado es construir algo nuevo y mejor con el. Es un mensaje que de forma consistente remarca y que por otro lado me recuerda aquel discurso de Walt Disney donde dice que en Disneyland no se mira mucho tiempo atrás, sino se avanza (keep moving forward) abriendo nuevos caminos y puertas, pues la curiosidad nos lleva a nuevos caminos. 

Siempre he creído que de alguna manera u otra la humanidad siempre ha estado al borde de la extinción, no sólo hoy, sino desde tiempos inmemoriales y mal que bien siempre ha encontrado soluciones y ha seguido avanzando. El punto es que los problemas que se nos presentan siempre son más complejos y dificiles porque como humanidad también somos más complejos. Como si una suerte de paranoía global, potenciada por las nuevas tecnologías nos impidiera darnos cuenta que en el pasado las cosas también fueron dificiles. 

Cada momento y época presenta sus propias peculiaridades, problemáticas y conflictos. Es nuestro deber, mal que bien, irlos solucionando. No nos podemos tirar en la hamaca de la tragedia y la tristeza, sino buscar solucionar y cambiar. No es bobo o cursi pensar en utopías, y es mucho más productivo que pensar en distopías. 

Por otro lado, la película es bastante buena aunque tiene sus bemoles. El guión en ocasiones se torna algo confuso (en especial por esa narrativa que sólo va soltando pedazos de información) y el tercer acto es relativamente flojo e inferior a las ideas que plantea la cinta. Como si al final no se hubiera encontrado un arco dramático que cerrara la historia y se inventó uno bastante flojo, que como dije no hace justicia a las ideas, a la pasión y cariño del director y el guionista y al preciosismo visual que Tomorrowland nos presenta. 

Ese quizá sea el mayor fallo del filme, que su final no logra construir un conflicto que se pueda solventar de forma convencional y su final termina siendo flojo. Pero eso no menosprecia la calidad de las ideas plasmadas y las carismáticas actuaciones de su elenco, en especial del trio protagónico, Clooney, Robertson y Cassidy. En ese sentido el rol de Hugh Laurie que deviene en villano es poco convincente. 

Visualmente la cinta es una maravilla, pues el Tomorrowland que presenta es por un lado una visión amplificada y funcional de los bocetos que inspiraron EPCOT y por otro lado es una conjución de todos los elementos arquitectónicos usuales de una utopía. El score de Michael Giacchino por otro lado es sublime y encantador, uno de los pocos del compositor que realmente me resuena durante toda la cinta. 

Tomorrowland es una cinta que pese a sus fallos argumentales presenta ideas bastante elaboradas y ciertas sobre la humanidad y su conflictiva relación con el incierto pero siempre latente futuro. Tomorrowland nos invita a renunciar a las distopías como destinos manifiestos, y pensar como evitarlas, lo cual, inconscientemente quizá nos dirija hacía una utopía. 

Y en la próxima madeja: ¿Porqué votar?