martes, 29 de diciembre de 2015

El Rey León, el musical

La Madeja del Gato (en el ciclo vital)
Madeja #318
Por Christopher Vergara

¿Cómo reseñar un musical con dieciocho años de absoluto éxito basado en una cinta universalmente aclamada desde hace veinte años cuya versión en México triunfa desde hace siete meses en la cartelera del Teatro Telcel?, ¿cómo reseñar algo de lo que se ha dicho todo lo posible? Sólo se me ocurre una reseña vivencial, que narre mis impresiones tras disfrutar el genial musical que se presenta actualmente en el lujoso aunque algo lejano para los del sur Teatro Telcel. 

La tarea que tenía Julie Taymor, directora elegida en 1997 para llevar El Rey León (por aquel tiempo la cinta animada más exitosa, taquillera y amada de todos los tiempos) era bastante compleja. Trasladar una cinta que contaba con un guión extraordinario y poderoso que hablaba sobre madurez, amor, traición, redención, responsabilidad, y hasta equilibrio ambiental pero que era narrada bellamente por animales de la sábana. 

Taymor (quien además ha dirigido todas las versiones del musical hasta la fecha, incluyendo esta que se presenta en México) tomó un camino que fue explorado por la cinta a través de la banda sonora compuesta por Lebo M. y Hans Zimmer: acudir a las raíces culturales africanas que son las tierras donde la historia toma lugar así como retomar una de las técnicas más antiguas y en ocasiones olvidadas del teatro: los títeres y marionetas. 

El resultado es realmente espectacular. Lo primero que salta a la vista cuando uno mira El Rey León es lo fastuoso de su producción, no tanto por los derroches técnicos (que existen aunque quizá son menos visibles como espectador) sino por la forma en que Taymor (directora, diseñadora de vestuario, máscaras y esculturas animadas) junto con su equipo de producción (Richard Hudson en la escenografía, Donald Holder en la iluminación, Michael Ward en el diseño de pelucas y maquillaje y Garth Fagan en la coreografía) trasladaron al escenario los elementos que componen la esencia de la cinta. 

La forma en que Hudson diseñó la escenografía es realmente un gozo visual pues abstrajó a sus formas mínimas los elementos escenográficos. La Piedra del Rey, el Arbol de la Vida, el cañón de la estampida o la selva de Timón y Pumba son realmente preciosas. El momento epifánico de Simba cuando vuelve a conversar con su padre es visualmente hermoso y conmovedor, por la forma en que la cara de Mufasa se forma en el cielo estrellado.

El vestuario y las mascaras son realmente alucinantes. La forma en que humanizó a los leones, permitiendo que la actuación facial de los actores fuera igual de relevante que las mascaras es brillante. En especial las mascaras de Scar y Mufasa están muy bien logradas. Mucha mayor proeza representan el diseño de las hienas (que además es perversas representan un gran esfuerzo físico), de Zazu y Timón (con una marioneta que requiere de gran maestría y práctica y que está tan bien llevada a cabo que por momentos ignoras al actor en favor de la marioneta), del mismo Pumba que se vuelve una suerte de traje o botarga que fusiona al actor con el personaje. 

El libreto de Roger Allers e Irene Mecchi (basado en el guión de la cinta de la misma Mecchi, Jonathan Roberts y Linda Woolverton) es bastante fiel a la película y realmente no aporta mayores elementos a la historia, salvo algunas breves historias sobre el pasado de Mufasa o la ambición sexual de Scar hacia Nala. No era esperable otra cosa pues la intención de llevar esta cinta al teatro pasa necesariamente por respetar la obra original.

La adaptación del libreto, a cargo de Erick Merino y Susana Moscatel es bastante bien lograda. El guión retoma muchos elementos y hasta frases de la cinta mientras que en otros momentos tropicaliza las acciones y momentos. Algunos están bien logrados (como cuando Zazú canta Paloma Negra o Libre Soy), mientras que otros (como el 'anacamiento' o 'ñerización' de las hienas y de Timón y Pumba) me parecen algo fuera de lugar o innecesarios, aunque como se puede comprobar, la reacción del público a tales adaptaciones es bien recibida y aplaudida. 

Las canciones, es donde quizá más le pondría peros a la obra. Adaptadas por Armando Manzanero y Aleks Syntek, junto con intervención adicional de Merino y Moscatel además de letras suplementarias de Carlos Rivera, obviamente no son las canciones que llevamos cantando desde hace veinte años. Desconozco porque Disney decidió no usar las adaptaciones de la cinta realizadas por Omar Canals, Renato López, Elena Oria y Walterio Pesqueira aunque seguramente se volverá a arguir que es una cuestión de derechos (en Mary Poppins no se utilizaron porque los derechos supuestamente pertenecían a Edmundo Santos y herederos, pero en este caso fue en la época donde Disney ya conservaba los derechos como con La Bella y la Bestia, cuya puesta en escena utilizó las mismas letras). 

La adaptación no es mala, pero es realmente difícil competir con canciones que llevas veinte años conociendo y cantando y que realmente estuvieron bien hechas. De los cinco temas originales de la cinta, Manzanero y Syntek sólo se aparten en Can You Feel The Love Tonight, adaptado en ¿Puedes sentir el amor?. Tanto Be Prepared (¡Listos Ya!) como I Just Can't Wait To Be King (Yo quisiera ya ser el rey) y Hakuna Matata siguen mucho el esquema y formas de la adaptación de la cinta, mientras que The Circle Of Life (El Ciclo Vital) sigue la forma en que fue adaptada para el musical de España. Como dije en general son buenas versiones aunque se extrañan las originales. El trabajo con las canciones originales del musical es también muy bueno, en especial las adaptaciones de Chow Down (Tragar) y He Lives In You (El Vive en Ti). 

El elenco es su mayoría es perfecto. Carlos Rivera realmente nació para ser Simba. La energía, entrega, chispa que le pone al personaje es vibrante y aunque tardas en formar conexión emocional con su personaje (porque como adulto aparece hasta el segundo acto) cuando canta Noche sin fin te conquista. Flavio Medina es delirante como el malévolo Scar.  Medina no posee la perversa voz que Carlos Petrel le imprimió al personaje en la cinta pero su desarrolló en escena plasma la ambición, maldad, vanidad, arrojo y en ultima instancia locura y cobardía del personaje además claro de que sus talentos vocales son muy afortunados. 

Fela Domínguez (de quien declaro no tenía la más remota noción hasta el pasado sábado) realmente conquista con la potente y prodigiosa voz que tiene además de la presencia tan elegante y fuerte que imprime a Nala. Tierra Gris, el número musical donde Nala abandona las Tierras del Reino con la bendición de sus demás compañeras leonas es magnífico. Su química además con Carlos es preciosa, plasmada bellamente en ¿Puedes sentir el amor?. 

Las versiones infantiles de Simba y Nala (Andre Real y Paulina Sandoval) en mi función estuvieron MUY geniales. Ambos (en especial Andre, quien tiene muchísimo más tiempo en escena) reflejan la inocencia, diversión, aventura y emoción de ambos personajes. 

Es notable el trabajo que realizan Ricardo Zárraga como Zazú y Alfonso Borbolla como Timón, ambos personajes requieren demasiada técnica y trabajo ya que sus respectivas marionetas demandan igual atención y trabajo que su expresión física y vocal (tienen que tener un ojo al gato y otro al títere pues). Además ambos se entregan con pasión y plasman tanto la sapiencia y pose de Zazú como la desfachatez e ignorancia de Timón. 

Sergio Carranza también tiene una tarea difícil con Pumba, al actuar con una botarga encima que practicamente le resta toda movilidad y además pierde su cara en la gran cara del personaje. Carranza realiza un trabajo vocal tremendo y aunque su personaje es el más añerado, conserva la calidez y corazón que caracterizan al querido jabalí. 

Las hienas también merecen un elogio, su vestuario es igualmente complicado pues requiere estar agachado todo el tiempo (las patas delanteras de las hienas son una suerte de bastones). En ese sentido, Tai Martins como Shenzi y César Enríquez como Banzai hacen una pareja deliciosa, donde sus intercambios cómicos (incluyendo el clásico Mufasa, uhuh, Mufasa, uhuh) es fenomenal. El buen Ignacio Riva Palacio tiene el reto más complejo pues interpreta a Ed, la hiena tonta que no habla y sólo emite sonidos guturales de risa. Lo hace maravillosamente dando a la hiena tonta toda la locura destornillada que el personaje requiere. Debe ser un gusto verlo como Timón o Zazú, personajes de los cuales es cover. 

Jorge Lau es quien no me convence del todo como Mufasa. No porque sea un mal actor (el estuvo fantástico como Fiyero en Wicked) sino porque el personaje requiere más. Hablamos de que James Earl Jones y Carlos Magaña imprimieron sendas voces a el personaje e incluso en otras versiones se busca una voz grave y profunda. Lau me provoca sentimientos ambivalentes ya que si bien me queda a deber en escenas donde se requiere mostrar su fiereza y fuerza como su batalla con Scar o cuando habla con Simba desde el más allá, también es cierto que es profundamente conmovedor y tierno en sus escenas con Simba, en especial cuando le explica el concepto del ciclo de la vida y de como los grandes reyes del pasado nos cuidan y vigilan desde el cielo. 

Obviamente uno no puede dejar de elogiar el magnífico y brillante ensamble masculino y femenino con que cuenta la obra. Las proezas coreográficas y hasta escénicas que logran los actores es delirante. Sea representando una cebra, un puma, un pastizal, un árbol, una hiena, o una leona realmente se entregan y hacen funcionar la obra en todo momento.  

Llamar a una obra 'El Icono de Broadway' puede parecer excesivo, pero cuando uno vive la experiencia de dos horas y media que significa El Rey León uno no puede más que validar ese dicho. Es una experiencia visual, auditiva y emocional de primer nivel que cuenta con una puesta en escena imaginativa y espectacular, muy correctamente llevada al español con un elenco de primer orden que nos recuerda porque estamos ante una de las historias más emocionantes, conmovedoras e inteligentes que la casa Disney ha tenido a lo largo de su historia. 

Larga vida a El Rey León

Y en la próxima madeja: Reseña de La Familia de Diez en teatro.

martes, 22 de diciembre de 2015

Star Wars: El Despertar de la Fuerza

La Madeja del Gato (con la fuerza)
Madeja #317
Por Christopher Vergara

En octubre de 2012, Disney dentro de su estrategia de invertir en marcas y propiedades de gran calado y potencial económico, desembolsó la friolera de 4 mil millones de dólares por Lucasfilm Ltd., la compañía fundada en la década de los setenta por George Lucas y que además de estudios líderes en la materia como Industrial Light & Magic y Skywalker Sound, tenía en sus librería los derechos de dos joyitas que seguramente valen más que todos los fierros y terrenos juntos: los derechos de Indiana Jones y de Star Wars, dos de la franquicias más valiosas y legendarias de la industria cinematográfica. 

Disney inmediatamente realizó la acción más sensata cuando tienes una propiedad que vale tantos millones de dólares como Star Wars: la pones a producir más. Para ello, nombró a Kathleen Kennedy, socia de muchos años de Steven Spielberg como Presidente de Lucasfilm y le encomendó la realización de una nueva trilogía que continuará el legado de los seis episodios anteriores así como el explorar la posibilidad de cintas ajenas a la narrativa principal.

Kennedy, con la bendición de Lucas, eligió a J. J. Abrams como director de la nueva cinta. Elección realizada en base al buen trabajo que realizó renovando la franquicia de Star Trek así como su cinta independiente Super 8. Para el guión contrataron a Michael Arndt, celebre guionista de Little Miss Sunshine y Toy Story 3, aunque posteriormente el mismo Abrams junto con el mítico Lawrence Kasdan, guionista de los episodios V y VI trabajaron y reescribieron el tratamiento de Arndt. Más aún, lograron lo que hasta hace unos años parecía imposible, convencieron a Mark Hamill, Harrison Ford y Carrie Fisher de retomar sus míticos roles como Luke Skywalker, Han Solo y Leia Organa.

Es así que llegamos a Star Wars: El Despertar de la Fuerza, séptimo episodio en la épica saga intergaláctica que se sitúa aproximadamente treinta años tras la caída del Emperador Palpatine y Darth Vader. Son tiempos de conflicto en la galaxia pues una agrupación llamada Primera Orden, a cargo del malvado Kylo Ren, busca restaurar el orden dictatorial que existió durante el Imperio Galáctico. Además, Luke Skywalker se encuentra desaparecido, y la Resistencia (heredera de la Rebelión) a cargo de la General Organa busca cualquier manera de encontrarlo para que regrese a combatir la Primera Orden.

Star Wars: El Despertar de la Fuerza tenía un reto inmenso. Por un lado complacer a uno de los fandoms más exigentes y obsesivos de la industria del entretenimiento, además de que debía interesar a las audiencias masivas que probablemente se sentirían reacias tras el irregular resultado de la anterior trilogía y finalmente debía captar la atención de toda una nueva generación de fanáticos que son muy jóvenes para recordar el trancazo que fueron la trilogía original o la trilogía precuela. Por ello, El Despertar de la Fuerza se vuelve una cinta sumamente inteligente pues de manera magistral evoca aquello que hace a Star Wars una de las franquicias más queridas de todos los tiempos a la vez que establece las bases y lineas argumentales para la trilogía que esta comenzando y actualiza el mito para una nueva generación de espectadores.

La salida más fácil para criticar a la cinta es señalar que su argumento es un  fusil de Una Nueva Esperanza y que sus aportaciones a la narrativa de Star Wars son mínimas. Es una crítica facil aunque tiene cierto sustento (el argumento tiene muchas semejanzas con el episodio IV) aunque es claro que esto es completamente intencional. Lograr una cinta que los fans de hueso colorado amen y que a la vez conquiste a quien nunca ha viso una sola cinta es una labor muy compleja de lograr. Por eso la vuelta al origen es necesaria. No porque se intente aferrar al pasado y volverse un remix de viejos éxitos sino porque es necesario recordar eso para partir hacía nuevos horizontes, de ahí que el estilo e ímpetu propio de Abrams resultan totalmente notables. La cinta brilla más por sus propios elementos que por los ecos del pasado que pueda traer.

Además, a partir de esta cinta, Star Wars deja de ser el barco de una persona (George Lucas) para volverse el barco que muchas personas podrán capitanear, al que le podrán imprimir sus propias ideas, estilos y gustos. Aunque suena contradictorio esto con lo anterior es parte de una misma estrategia: recordarle a la audiencia porque Star Wars es fenomenal y enamorar a las nuevas audiencias. El Despertar de la Fuerza es el punto de partida hacía un universo que no tendrá más límites que los que la audiencia le quiera poner.

La historia de El Despertar de la Fuerza es genuinamente divertida, interesante y emocionante. El viaje que inician nuestros protagonistas (porque es indispensable verlo como parte de una sola narrativa) es magnífico. Conocemos a los personajes en su estado más salvaje, donde sus fortalezas y debilidades se muestran con mayor fuerza y donde su inmadurez es su rasgo más agraciado. Las cosas que les pasan en muchos casos son meros accidentes o casualidades, pero es lo que eventualmente los impulsará a ser héroes.

En ese sentido, la elección del nuevo elenco joven es muy afortunada. La novata Daisy Ridley, que encarna a Rey, una chatarrera que por azares del destino encuentra su camino ligado a la Fuerza y su gran dominio sobre ella es un gran personaje. Star Wars nunca ha sido una saga de personajes femeninos débiles (la Princesa Leia, aun con peinado de donas de por medio es un rol positivo en todo sentido), Rey es la continuación de linea, de forma mucho más clara: una mujer fuerte, independiente, inteligente y hábil.

John Boyega es Finn, un Stormtrooper que fracasa en su tarea como soldado de la Primera Orden y decide desertar y sumarse a la Rebelión. El personaje es un elemento relativamente novedoso en la franquicia pues es el primer traidor o desertor a la causa fascista de la Primera Orden. Aunque temeroso es un personaje que tiene gran potencial, incluyendo ese afortunado potencial romance con Daisy (estaríamos hablando de una relación interracial, algo que todavía genera ruido en muchos sectores sociales).

Oscar Isaac es el genial Poe Dameron, un alucinante y genial piloto de elite que es enviado por la General Organa para poder encontrar a Luke y además es el dueño de BB-8, el droide más genial desde que apareció R2-D2. Mientras que este último es genial y cool, BB-8 es tierno y bonito. Te dan ganas de tener uno y adaptarlo como mascota. Finalmente Adam Driver interpreta a Kylo Ren, el nuevo villano de la trilogía, un personaje que está bien logrado en el sentido de que al inicio te cuesta creer su poder y maldad hasta que la misma cinta te muestra su viaje y consolidación al lado oscuro, destacando la enorme capacidad actoral de Driver. 

Reencontrarnos por otra parte con nuestros viejos amigos es la parte más dulce del viaje. Son personajes (para quienes hemos visto las cintas) que amamos con ciega fe y que volverlos a ver, treinta años después es tremendamente glorioso. Volver a ver a Han Solo y a Chewbacca es delirante, como un sueño hecho realidad. Reencontrarmos con la General Organa es alucinante (y una vez más reafirma la valía del personaje, al ser el personaje de mayor poder formal dentro de la cinta), tener a C3PO y a R2-D2 siempre es una delicia y ver a Luke... te hace anhelar que llegue la siguiente cinta. 

Es también necesario precisar lo bien que dirige Abrams a sus actores. Lograr volver a entonar a Fisher y Ford dentro del tono y esencia de sus personajes es realmente extraordinario. No sólo crees que son las mismas personas de hace tantos años, sino que además han vivido situaciones y eventos que los tienen donde están. Por su parte, su labor con los nuevos personajes (que también incluyen brillantes personajes creados en motion capture de Andy Serkis y Lupita N'yongo) como ya he señalado ampliamente es buena. Finalmente (y aquí es donde criticare el gran pecado de George Lucas) es lo bien escritos que están los dialogos de la cinta. Aún en sus momentos cursi son realmente buenos.

Dentro del aspecto técnico hay que destacar lo natural y orgánica que es el montaje y escenarios de la cinta. A diferencia de Lucas que se obsesionó con los escenarios digitales y efectos visuales, Abrams recurre en mayor medida a escenarios naturales y efectos visuales tradicionales antes que imagenes generadas por computadora, lo cual le da un aspecto visual magnífico a la cinta. Muy realista y con una estética que recuerda a la trilogía original y vuelve creíble los paisajes de la árida Jakku o el vegetal Takodana. Los efectos visuales son un aspecto impecable. Simplemente volver a ver el Halcón Milenario es magnífico. 

¿Es buena El Despertar de la Fuerza? Es grandiosa. ¿Supera la trilogía original? Quizá no, pero es una digna sucesora de esos mitos cinematográficos que sólo se dan esporádicamente. Podríamos tener una secuela de El Mago de Oz que tuviera todos los grandes elementos de hoy en día y así sería imposible que superará el clásico de 1939. 

Ahora si, SPOILERS. Así que si no la han visto, aquí pueden terminar de leer. 

Obviamente el punto más interesante a tratar aquí es Kylo Ren, sus conexiones familiares y su viaje hacía el Lado Oscuro. Kylo Ren tiene que atravesar forzosamente por un viaje distinto al de Anakin o Luke. No estamos hablando de un niño que durante su infancia fue esclavo y vio morir a su madre a manos de una banda de mercenarios. Ni de un granjero que vivia en Salsipuedes Tatooine. Estamos hablando de alguien que seguramente tuvo todo el linaje, medios y recursos para ser una persona de bien. Hablamos del hijo de Leia Organa y de Han Solo, dos héroes en toda la extensión de la palabra. Será muy interesante conocer los motivos de Ben Solo para volverse al lado Oscuro al servicio del Supremo Lider Snoke. ¿Por qué? Porque de no haber buenos motivos estaremos ante el berrinche en su máxima expresión. Anakin era un gran berrinchudo, neurótico y obsesivo aunque con bastantes motivos para ser seducido por la fuerza. ¿Cuáles son los motivos de Kylo Ren? Será interesante conocerlo. 

Sin duda el momento más dramático de la cinta es la muerte de Han Solo. No sólo por la forma en que se realiza (pues por un momento crees que Kylo Ren ha regresado al lado de la luz) sino por la trascendencia que implica. La brutal traición y asesinato que comete Kylo Ren contra su padre es el paso definitivo hacía el Lado Oscuro. El momento en que el tren hacia 'Villa Jedi' definitivamente parte sin retorno y tu no estás en el. La conversión de Anakin a Darth Vader fue mucho menos violenta y menos simbólica (si, se escabechó hasta niños) pero lo hizo engañado, realmente no fue culpable directo de la muerte de Padme y nunca pudo vencer a Obi Wan (ni siquiera en el episodio IV), que es su figura paterna. 

Rey e incluso Finn plantean más incógnitas. No sólo por los orígenes de ambos personajes sino por su relación con la fuerza. Rey tiene una poderosa relación con la fuerza (es ella quien provoca el despertar de la fuerza) pero su misma inmadurez la coloca ante la gran tentación de caer presa del Lado Oscuro. Su pelea con Kylo Ren es impulsada en gran medida por el coraje y enojo que le provocó el asesinato de Han Solo. La manera en que lidie con esas emociones es la que definirá su relación con la fuerza. Finn por su parte no alcanza a mostrar aún si tiene madera de Jedi o será un gran piloto de la Resistencia. 

Finalmente, la aparición de Luke es hiper genial. Y te deja esperando el siguiente episodio porque esa mini escena de apenas unos segundos sólo promete grandes cosas (y esperemos que alguna respuestas) rumbo al siguiente episodio. 

Ay, Star Wars, como te extrañé. Eres tan genial.

Y en la próxima madeja: Review de El Rey León, el musical.

domingo, 20 de diciembre de 2015

Eres Bueno, Charlie Brown

La Madeja del Gato (teatrera)
Madeja #316
Por Christopher Vergara

Desde su aparición a mediados de los cincuenta en todos los diarios de los Estados Unidos en la tira cómica Peanuts, creación de Charles M. Schulz, Charlie Brown y su pandilla se convirtieron en algunos de los personajes más populares de la cultura popular estadounidense. 

A principios de la década de los sesenta, el compositor y músico Clark Gesner, obtuvo permiso de Schulz y la United Features Syndicate para grabar algunas canciones inspiradas en la tira cómica de Peanuts, lo cual fue el paso previo para el desarrollo del álbum en un musical completo, estrenado en 1967 en Off-Broadway bajo el título You're a Good Man, Charlie Brown. Dicha obra fue repuesta en 1971 y en 1999 en Broadway. Esta última versión es en la que se basa la puesta en escena que actualmente se presenta en el Teatro Milán. 

Charlie Brown y Snoopy es de esas propiedades que denomino como 'apapachos al corazón' en razón de que son propiedades que además de presentar un mayor o menor sentido de nostalgia al público (en razón del tiempo de existir que tienen) son propiedades que encierran una inocencia e inteligencia extraordinaria. Peanuts no se caracteriza sólo por ser una tira cómica de humor blanco y personajes extraordinarios, encierra una inteligencia, fineza y sabiduría en muchas de sus tiras, que terminan siendo más allá de mero entretenimiento de periódico para presentar sendas reflexiones sociológicas, filosóficas y psicológicas. Son propiedades de primer nivel en todo sentido, que merecen siempre ser cuidadas y preservadas, ya que siempre que nos encontramos con ellas nos provocan emociones positivas y poderosas. 

La idea de trasladar una tira cómica con personajes caricaturizados a un medio tan necesariamente realista (o cuando menos humano) como el teatro, puede sonar bastante descabellada. Y es una idea que definitivamente uno no compra hasta que la puesta en escena lo enamora y conquista a uno. La gran virtud de Eres Bueno, Charlie Brown, reside en la gran maestría que Clark Gesner y su equipo de actores y técnicos lograron imprimir al libreto (que resultó en una obra colectiva, aunque Gesner ostente el crédito estos días) que logro trasladar la fineza e inteligencia de la tira cómica al teatro, acompañada de las desternillantes y delirantes canciones que Gesner compuso. 

Eres Bueno, Charlie Brown, es un musical de comedia que mediante una serie de viñetas o pequeñas escenas nos presenta a Charlie Brown, Snoopy, Schroeder, Linus, Lucy y Sally, así como los gustos, miedos, pasiones, y razones que los impulsan a vivir. No se trata en ningún momento de una obra que narre una historia lineal, sino un musical compuesto por pequeñas escenas que nos van presentando y enamorando de estos personajes. El libreto y canciones de Clark Gesner, hábilmente adaptados por Pepe Valdés, productor de la obra, es tal y como lo mencione, un apapacho al corazón.

Un gran libreto no es nada, sin una buena dirección y un buen elenco. Eres Bueno, Charlie Brown supera por mucho la categoría de bueno pues esta brillantemente dirigida y actuada. La dirección a cargo de Anahí Allué (si, nuestra querida señorita Morrida también dirige) es divertida y fresca, ya que utilizando los escasos recursos escénicos de la obra, logra imprimir credibilidad no sólo a los escenarios mostrados, sino a la forma en que los actores se desenvuelven en ellos y la forma en que hicieron suyos a los personajes. Lograr que personas de entre 25 y 35 años interpreten a niños de cinco años (y a un perro) con total naturalidad y sencillez es una tarea sumamente compleja, que Anahí Allué, junto con Jacobo Toledo en la coreografía logran con amplitud. 

Debo confesa que la razón principal por la que acudí a ver este musical reside esencialmente en que Jerry Velázquez interpreta a Charlie Brown. Jerry (Gerardo) Velázquez es parte de esa camada de actores y cantantes emanada de High School Musical: La Selección (el reality show de Azteca y Disney emitido hace la friolera de ocho años). Aunque yo me volví fan de su trabajo y de él, desde que interpretó a DJ en el sitcom de Disney Channel, Cuando Toca la Campana. Lo he seguido desde entonces, pues me parece un actor y cantante que tiene no sólo un inmenso potencial, sino que es desde siempre sumamente talentoso y carismático. 

Y no decepciona, aunque tiene en sus manos el personaje del que es más difícil enamorarse y sentir empatía. Charlie Brown es un niño inseguro, tímido, algo gris y algo soso y como personaje no tiene tantos rasgos que lo definan y hagan irresistible, salvo su inherente bondad y gentileza como persona (lo cual es una metáfora muy elegante sobre como la sociedad infravalora cualidades que tendrían que ser esenciales en una persona como esas). Charlie Brown es el tipo más común que existe y por eso nos termina conquistando. Porque cualquiera de nosotros puede ser Charlie Brown. Todos hemos sido inseguros, nos hemos sentido rechazados, olvidados o inútiles. 

Y Jerry lo hace tan bonito, que lo crees y te enamoras de su Charlie Brown. Creo que la empatía con Charlie Brown es cuando te sientes identificado con el, lo cual varía de persona a persona (o puede que nunca se presente). Mi momento de empatía es San Valentín, cuando Charlie se lamenta que todos, hasta Snoopy, recibieron un regalito, menos el. Es una escena muy tierna y Jerry la lleva de forma esplendida, al igual que otros grandes momentos como su sesión de terapia con Lucy, o su inseguridad por hablarle a la niña pelirroja, su fracaso en el beisbol o su imposibilidad de volar una cometa. Charlie Brown es de esos escasos papeles que Gerardo Velázquez encontrará en su vida como actor que parece fueron escritos pensando en el pues resalta todas sus cualidades como actor y cantante, logrando que destaque y domine el escenario. 

El resto del elenco es de primera pieza. Andrés Elvira (el elegante y maltratado Valentín en Mary Poppins) es el neurótico y algo parco pero artístico Schroeder (si, el que toca el piano). Andrés lo interpreta de una manera tierna y deliciosa y su obsesión con Beethoven (que desemboca en el brillante número del Día de Beethoven) junto con grandes momentos como el ensayo del coro lo vuelven un personaje alucinante. Hiromi Hayakawa (voz de Mérida de Valiente y actriz en Mentiras y Bule, Bule, el show) es la egocéntrica y obstinada Lucy. El tono agudo que le imprime en la voz Hiromi es perfecto para el personaje: su amor enfermizo y no correspondido por Schroeder, su sesión de terapia con Charlie Brown, su aspiración a ser reina y su delirante encuesta son de sus mejores momentos. 

Rogelio Suárez (a quien todos amamos como Chakas en Hoy No Me Puedo Levantar) es único y vibrante como Linus, el obsesivo pero tremendamente inteligente niño que vive enamorado y obsesionado con su mantita. Linus es el personaje más tierno de la obra y genera risas en todo momento incluyendo su brillante número donde baila en pareja con su mantita. Alicia Paola (Nana Katy de Mary Poppins) tiene en sus manos a Sally Brown, la sarcástica y algo cruel hermana menor de Charlie Brown. Un personaje que tiene escenas verdaderamente delirantes como la cacería de los conejos o cuando Sally reclama una mala calificación en su clase de arte. Brillantes. 

Finalmente y no menos importante, Sebastian Treviño que interpreta a Snoopy, el personaje quizá más difícil del texto (en razón de que interpreta al único personaje no humano de la obra) pero que sin embargo lo lleva de forma delirante. Snoopy en muchas escenas sólo es un apoyo escénico para los otros personajes pero las escenas que tiene a su cargo son de las mejores del musical. Desde Snoopy reflexionando sobre como cada día es un  perro, hasta el magnífico número final donde Snoopy hace un show al llegar la hora de cenar, sin olvidar ese genial número donde Snoopy realiza uno de sus pasatiempos favoritos, subirse a su casa y simular que tripula un avión en plena guerra mundial. 

Todos los números musicales se encuentran bellamente coreografiados por Jacobo Toledo (coreógrafo residente en muchas obras de Ocesa incluyendo Wicked y Mary Poppins) y se encuentran magistralmente interpretado en vivo por Eduardo Soto, quien además es director musical de la obra y es acompañado de Irving Lima en la batería y Víctor Rincón en el bajo. 

Eres Bueno, Charlie Brown es de esos virtuosos musicales que sin la necesidad de grandes despliegues técnicos o escenográficos nos alegran, emocionan y conmueven conjuntando un excelente libreto, muy bien adaptado y que puesto en escena cuenta con una extraordinaria dirección y un elenco de primer nivel, lleno de jóvenes no sólo promesas, sino realidades del teatro musical. Eres Bueno, Charlie Brown, preserva el legado de la tira cómica de Charles M. Schulz, al brindar alegría con inteligencia, recordando a la audiencia que la infancia no suele ser tan distinta del resto de la vida. 

Alegría es aquello que haces con amor, y el corazón

Y en la próxima madeja: Review de Star Wars: El Despertar de la Fuerza

lunes, 7 de diciembre de 2015

Un Gran Dinosaurio

La Madeja del Gato (prehistórica)
Madeja #315
Por Christopher Vergara

Un Gran Dinosaurio, la más reciente producción de Pixar me recordaba mucho a Valiente y quizá por ello no me generaba mucho entusiasmo rumbo a su estreno. Valiente me sigue pareciendo una cinta bastante genérica que se pierde en sus intenciones, termina apenas salvando su argumento y realmente no es uno memorable. Temía lo mismo respecto a Un Gran Dinosaurio (The Good Dinosaur), una película que estaba programada a estrenarse en verano de 2014 y que por problemas de historia terminó siendo aplazada durante año y medio. 

Esos problemas en la historia, según lo que se sabe, básicamente incluyeron rehacer la totalidad de la cinta preservando muy pocos elementos de la idea original a cargo de Bob Peterson, quien fue removido de la dirección de la cinta a finales de 2013. Peter Sohn, el nuevo director de la cinta, junto con la guionista Meg LaFauve lograron rehacer Un Gran Dinosaurio en una cinta que aunque modesta es bastante emotiva e inteligente en sus planteamientos. 

Un Gran Dinosaurio se sitúa en una linea alterna de tiempo donde el meteorito que extinguió a los dinosaurios no chocó contra la Tierra, sino que se siguió de largo lo cual llevó a que los dinosaurios de alguna forma evolucionaran y pudiéramos tener Apatosauros granjeros. Es así que conocemos a Arlo, un Apatousauro que desde pequeño es un dinosaurio débil y temeroso que no es realmente útil para sus tareas en la granja y que vive dominado por sus miedos; a diferencia de sus hermanos Libby y Buck y pese al apoyo y amor incansable de sus padres, Henry e Ida. Sin embargo, cuando la tragedia cimbra la vida de Arlo y se ve perdido y lejos de casa, deberá vencer sus miedos y formar un lazo único con un ser humano llamado Spot, en el que ambos deberán encontrar el camino a casa.

Un Gran Dinosaurio es una cinta que aunque no puede ocultar sus problemas de producción, los logra superar con gran soltura y ofrecer un relato interesante y bonito. La cinta tiene una estructura bastante episódica (pues el viaje de Arlo termina siendo una serie de viñetas, relativamente inconexas que sin embargo son divertidas, conmovedoras o emocionantes) y solamente el principio y el final tienen una suerte de unidad dramática más intensa. Ello sin embargo favorece a la cinta que se siente bastante fluida y cálida. 

Por otro lado también tenemos que hablar de que es una producción bastante más modesta para el estudio. Empezando por el relativo bajo número de protagonistas (Arlo y Spot, acompañado de diez personajes secundarios a lo mucho, agrupados curiosamente en conjuntos de tres) y con un diseño de personajes que aunque bonito tampoco es impresionante (en general los dinosaurios tienen un aspecto bastante caricaturesco con diseños más cúbicos). El aspecto más espectacular de la cinta (y que sin duda lo hace resaltar) es la absoluta belleza de los paisajes recreados. Toda la cinta es muy verde y viva en sus escenarios lo cuales son una proeza técnica y un deleite visual. 

Es además una cinta que se siente bastante íntima, ya que en realidad son escenarios muy solitarios y pequeños. En un inicio son Arlo y su familia y son sólo cinco personajes. Y la cinta nunca aumenta ese número de personajes. Por momentos, la cinta gira alrededor de Arlo y Spot compartiendo escena, lo cual es bastante íntimo con la audiencia y por momentos recuerda a WALL-E en su primera acto. Es un movimiento arriesgado pero bastante afortunado, pues logra crear una conexión con la audiencia muy fuerte. 

Un Gran Dinosaurio es ante todo una cinta que nos habla sobre el miedo y la forma en que un ser vivo, una persona, aprende a vivir con el. Arlo es ese pequeño niño miedoso que todos hemos sido, ese pequeño niño que casi siempre se percibe asimismo como débil, como indigno, como insuficiente, como dispensable. Ese niño que aunque lo intenta no logra vencer sus miedos y no logra salir avante. 

Hasta que la vida lo toma del cuello y lo estampa frente a situaciones que lo ponen al límite de sus miedos y lo llevan, no a vencerlos, sino a dominarlos. Como Butch, un tiranosaurio se lo hace saber: todos tenemos miedo, y jamás dejamos de tenerlo. Aprendemos a vivir con y lo usamos en nuestro favor, lo usamos para que nos de fuerza y nos deje vencer las adversidades que tenemos en nuestro camino. Un Gran Dinosaurio es ante todo la historia de un niño que logra dominar sus miedos, convertirlo en su fortaleza y finalmente convertirse en un gran dinosaurio, un dinosaurio tan bueno como su padre al que veía inalcanzable. 

El viaje de Arlo no sería posible de no tener un catalizador emocional que lo haga madurar. Ese catalizador es Spot, el pequeño niño humano que termina adoptando como su mascota y acompañante (en ese sentido me parece una brillante idea que se muestre a los humanos primitivos como lobos o perros, que viven en manadas) y con quien forma un lazo muy especial. Si, Arlo y Spot viven muchas aventuras geniales a lo largo de su viaje, pero son los momentos que comparten juntos los que le dan resonancia emocional a la historia. El momento en que Arlo le explica a Spot el concepto de familia y este le responde es francamente conmovedor. En contraparte, el momento en que comen las fresas contaminadas es desternillante. 

Quizá sólo fui yo, pero la cinta me parece tiene bastantes semejanzas con El Rey León. (Aquí viene un spoiler, saltar este párrafo y el siguiente si no quieren que les arruine o queme trama). Probablemente debido a que es un viaje de maduración y crecimiento, donde un ser pasa de niño a hombre, pero la escena de la muerte del Padre de Arlo así como su posterior reencuentro, me recordaron demasiado a la aventura de Simba, sin que sea necesariamente malo pero creo que el público tuvo la misma resonancia. 

No puedo dejar de resaltar la brillante escena del reencuentro de Arlo con su padre. Quizá pueda ser interpretada como un simple sueño, pero para mi fue mucho más. En mi interpretación (que no se si fue compartida) Arlo estaba a punto de morir y su padre vino a acompañarlo en esa travesía al Más Allá. Y es hasta que Arlo recuerda que tiene que salvar a su amigo, que decide regresar e ignorar el calor de su padre. Decide vivir y así volverse un gran dinosaurio. Es una escena muy poderosa, muy inteligente y que puede ser leída de varias formas. Yo me quedo con esta y a mi parecer lo hace una gran cinta.

No se puede dejar de mencionar el brillante doblaje a cargo de Mario Castañeda. La cinta en especial está genialmente lograda por el muy joven Emiliano Ugarte que como Arlo es tierno, divertido, miedoso y simpático pero valiente cuando se requiere. Oscar Bonfiglio como Henry es amoroso y fuerte como debe ser el personaje. Sebastián Llapur como el imponente Butch, Abraham Vega y Leyla Rangel como sus locos hijos Nash y Ramsey así como Eduardo Tejedo como Estruendo (en un tono que recuerda mucho a Zazú) también son muy memorables. 

Un Gran Dinosaurio quizá no es la entrada más pulida o grandielocuente a la filmografía de Pixar pero es una cinta muy honesta en sus intenciones, con momentos muy conmovedores, con un gran texto y una ejecución bastante bien lograda. Una película que como su protagonista parece pequeña, pero es muy grande. 

El Último Hilo: La cinta es acompañada del corto Sanjay's Super Team. Corto dirigido y escrito en base a sus experiencias por el nacido en la India, Sanjay Patel que narra el sueño de un niño que aburrido por las meditaciones de su padre, imagina a los dioses indios como superhéroes. Visualmente muy bonita y vibrante (gracias a una técnica de animación más estilizada) es una bonita reflexión sobre el sincretismo de las tradiciones y lo contemporáneo. Es además un corto bastante arriesgado pues debido a la corrección política podría caer presa del discurso fácil del 'imperialismo yanki que engulle y destruye otras culturas'. 

Y en la próxima madeja: Review de Los Muppets.