domingo, 7 de febrero de 2016

Como Quieras... ¡Perro Amame!

La Madeja del Gato (teatral)
Madeja #320
Por Christopher Vergara

Aunque enamorarse puede ser una de las cosas más sencillas en la vida, cuando en tu vida amorosa has sufrido una, tras otra, tras otra y tras otra decepción, volver a creer en las relaciones de pareja se vuelve más complejo, pues tienes más contras que pros en tu historial. Recuperar esa disposición puede ser una tarea titánica pero tremendamente divertida, tal y como lo demuestra la comedia musical Como Quieras... ¡Perro Amame!, que actualmente se presenta simultáneamente en el Teatro Renacimiento del Centro Teatral Manolo Fabregas como en el Teatro SOGEM Wilberto Cantón. 

Como Quieras... ¡Perro Amame! es una comedia escrita (y supongo que dirigida) por Diego de Erice (quién también co-estelariza la obra y a quien seguramente recuerdan de telenovelas recientes, entre ellas Qué pobres tan ricos y A mi querida Lichita) que narra el encuentro de Sam y Max, una cuarentona fracasada en el amor y un joven arquitecto multiples veces engañado en la misma materia que coinciden una noche en un restaurante donde ambos fueron plantados. 

Cayendo en cuenta de esta trágica coincidencia, Max le pide a Sam que se quede y cenen juntos desahogándose por su mala suerte en el amor. Aunque la química entre ambos en inmediata, Sam se resiste pues Max es algunos años más joven que ella, mientras que Max percibe un odio irracional de Sam hacía los hombres cristalizado en su obra máxima, un libro donde compara a los hombres con los perros. Así ambos empiezan a compartir su experiencias e intentar explicar como es qué las relaciones de pareja aún son necesarias cuando tanto hombres como mujeres saben que el sexo opuesto es un dolor de cabeza. 

Aunque se anuncia como una comedia musical, Como Quieras... ¡Perro Amame!, es en realidad una comedia de situación con algunos cortes musicales que sirven para ilustrar momentos, recuerdos o sentimientos. En ese sentido, el libreto de Diego de Erice es francamente divertido. Uno no puede más que reír identificándose tanto con situaciones muy comunes (que en ocasiones parecen estereotípicas) de tratar con hombres y mujeres (aun y si no es en un plano netamente amoroso) así como de las historias propias de amor (y principalmente) desamor que narran tanto Sam como Max, un par de adultos que han perdido la fe en las relaciones románticas a causa de su propio caudal de decepciones. 

Dentro del libreto resulta bastante divertido la construcción que hace Sam de los hombres como perros y algunos ejemplos que da de ello, la obra te deja con una sensación de querer conocer más de dicha clasificación que realiza Sam, no sólo por lo hilarante que es, sino por las diversas situaciones o recuerdos que trae cae tipo de perro. 

Es necesario señalar que es realmente muy positivo que alguien tan joven como Diego de Erice (actualmente de 28 años, aunque esta obra la escribió cuando tenía 24) logre crear un texto tan pulido y divertido, aun y cuando es sencillo y humilde en sus intenciones y mensaje. La resolución final es bastante obvia, tanto en el sentido dramático (ya se imaginarán como terminan Max y Sam) como temático (la obra termina postulando que si bien es cierto que hombres y mujeres son igualmente caóticos y complicados en las relaciones, también valen mucho la pena vivirlas). 

El montaje aunque muy sencillo en su escenografía e iluminación es realmente muy funcional. En ese sentido, es obviamente su elenco el que da vida a esta puesta que antes de su producción actual contó con representaciones en teatros más modestos. A Max lo han interpretado el mismo Diego de Erice, Jerry Velázquez, José Luis Rodríguez, Eleazar Gómez y actualmente se integró a la puesta Roger González, mientras que a Sam el papel lo continuán alternando Michelle Rodríguez y Gicela Sehedi. Mi función en particular fue con Roger y Gicela. 

Yo no conocía a Gicela en el escenario y la verdad es que es gloriosa. No sólo porque tiene un talento vocal extraordinario que refrenda en cada uno de sus temas, sino porque su carisma y dominio en escena es brillante. La forma en que se apropia de Sam es divertida, honesta y auténtica, lo que esperarías de un personaje como Sam. Realmente es un gran talento que es genial disfrutar. 

Roger por otra parte es mi Roger González a quien tengo más de diez años de conocer en medios y seguir con relativa fidelidad. El año pasado lo había visto por primera vez en escena en Hoy No Me Puedo Levantar como Colate pero en esta ocasión fue genial verlo en escena como Max, un personaje en una obra mucho más íntima y sencilla lo cual ayuda a apreciar con más naturalidad sus talentos y limitaciones. Lo primero que realmente me sorprendió es la excelente calidad vocal que tiene Roger, no sólo porque canta, sino porque canta muy bien, tiene un rango bastante adecuado e interpreta solidamente. 

Por otro lado, su carisma y derroche escénico es más que conocido y apreciado, Roger tiene un callo tremendo en lo que se refiere a estar sobre un escenario y aunque lo ves en escena y sigues pensando que es Roger (por su misma personalidad magnética y transparente, incluso inocente) le va muy bien al personaje. Si, quizá no es un gran avance en su rango actoral pero es un personaje que le va como anillo al dedo. Lo hace muy bien. 

Como quieras... ¡perro amame! es una muy divertida puesta en escena que durante hora y media los hará reír y reflexionar sobre los sabores y sinsabores de las relaciones de pareja logrando que al final recuerden que a pesar de los pesares, tener novio/novia vale la pena, aunque sea para sumar otra página gris al libro de perros. 

Ahora sólo me falta repetir con Diego de Erice en escena.

Y en la próxima madeja: Review de La Jaula de las Locas.

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