domingo, 19 de junio de 2016

Las Ventajas de Ser Invisible

A diferencia de muchos, me tardé bastante en conocer Las Ventajas de Ser Invisible, de hecho primero vi la película en Netflix (mucho después de que fuera un éxito) y la amé con todo mi corazón. Me encantó la temática, la dirección, las actuaciones tan geniales de Emma Watson, Logan Lerman y Ezra Miller. Dije, tengo que leer la novela.

Me tardé. Tiempo después compré la novela y más tiempo después la leí. Apenas ayer la terminé. 

Algo que tienen los libros es que forman una relación mucho más intensa con sus lectores que una película con sus espectadores. Se forma una relación íntima, única y mucho más duradera, empezando por el hecho de que regularmente uno tarda más en leer un libro que en ver una película. Cuando el libro que estás leyendo te resuena emocionalmente, esa relación se vuelve más íntensa y quizá más difícil. 

Me tardé un tiempo en terminar el libro. No porque no me gustara (lo amé, muchísimo) sino porque cada que lo leía me dejaba una suerte de terremoto o cuando menos sacudida emocional que me duraba un par de días. Las Ventajas de Ser Invisible me habla en muchos niveles pero en especial me llevó a tener un diálogo bien intenso conmigo mismo, con mi pasado adolescente (que tiene temas que me atormentan) pero que igual me dió algunas respuestas. 

Es imposible no amar a Charlie. Es imposible no amar su torpeza, su inocencia, su excesivo análisis de las cosas, es muy genial cuando empieza a preguntarse o teorizar sobre la vida de los desconocidos. Es algo genial que creo todos hemos hecho. Teorizar sobre cómo será la vida de la persona que conduce el camión o de aquella madre con su hijo. Charlie es un personaje que te da muchas oportunidades para identificarte con el. Principalmente porque antes que otra cosa es un personaje que siempre muestra su propia vulnerabilidad, sus propios defectos o zonas en las que aún es inocente. Todos hemos sido Charlie, más allá de que quizá no nos hayamos sentido invisibles o marginados (Yo levanto la mano, porque si lo he sentido). 

Charlie vive cosas muy geniales en la novela, empezando porque conoce dos amigos, Sam y Patrick que le cambian radicalmente la vida y lo llevan a vivir grandes aventuras. Pero algo que amé de la novela es que no glamuriza la adolescencia, sino que incluso te muestra (y te recuerda) que tiene momentos muy geniales pero también tiene muchos momentos espantosos, horrendos o cuando menos mediocres. 

De alguna forma yo tengo conflictos con mi adolescencia. Siento que no viví lo suficiente en aquellos años. Que fui muy tímido, muy miedoso o muy tonto y no viví lo que tenía que haber vivido (y que eso ha venido arrastrando muchas cosas en los años que le siguieron). Siento que no hice todas las cosas que debí haber hecho en la preparatoria (salir del closet mucho antes y ser más arriesgado y menos inseguro e intentar más actividades, etc). Y creo que de alguna forma me he obsesionado con ello e incluso he culpado esas conductas de cosas que sucedieron después, como mi constante y hasta la fecha vigente desastre romántico. 

Charlie me hizo recordar mi propia adolescencia. Y al mostrarme que su adolescencia tuvo cosas buenas y malas me hizo caer en cuenta de que no está bien que me obsesione con las cosas negativa que tuvo y olvide que también tuvo cosas buenas. Si, quizá no tenga un mejor amigo que sea inseparable y con el que haya vivido grandes cosas, y quizá no tuve muchos amores (ninguno de hecho) y quizá no hice cosas locas, pero tampoco estuvo totalmente en blanco. Hice buenas amistades (unas pocas grandiosas de hecho), tengo algunas buenas anecdotas y aunque me tardé acepte quien soy en mis propios términos y tiempos. 

Hay una parte que me marcó mucho donde Charlie narra como le causan cierta curiosidad las fotos antiguas, porque todos parecen muy felices en ellas, como si fueran más felices que tu. Porque enmarcan días de glorías. Y Charlie concluye diciendo que cuando tenga hijos espera poder decirles que ellos son tan felices como él lo parece en sus fotos viejas. 

Esa reflexión funciona realmente en dos sentidos. Ustedes serán tan felices como yo en esas fotos, y tan tristes como no lo parece pero realmente lo fue. Como dije, Charlie tiene buenos ratos y malos ratos, y aunque una foto encierra un momento donde aparenta que todo es felicidad, tras de ese momento capturado existieron momentos tristes, de angustía, de miedo o de enojo. Es una crítica muy elegante hacía como la sociedad, la nostalgía y los propios medios glamurizan la adolescencia como una época dorada donde todo es genial y donde vives al máximo y cada día es único. Y aunque tiene cierta razón también es cierto que es una étapa donde vives cosas tristes, depresivas, horrendas, etc... y está bien. 

Al final, Charlie tiene otra reflexión, quizá bastante cliché pero que funciona de maravilla en el libro respecto a que quizá no podemos elegir de dónde venimos, pero si podemos elegir hacía dónde vamos. Esa idea por trillada que suene, me hizo mucho eco al final del libro y me brindó cierta resiliencia respecto a las 'heridas' que siento respecto a mi adolescencia. No puedo cambiar el pasado, no puedo viajar y decirle a mi yo más jóven que sea más aventurero o alocado y tengo que aceptar eso, y más aún, tengo que estar en paz con ese pasado. Por eso decía que no podía seguir enojado o culpando ese pasado. Tengo que aceptarlo como es, porque mal que bien, me ha traído hasta aquí. Tengo que dejar de culpar el pasado y elegir hacia donde quiero ir. Algo que quizá no he hecho del todo. No puedo culpar decisiones de hace ocho años de las cobardías de hoy en día. 

En algún punto, Charlie charla con su profesor de Literatura (con quien tiene una relación fraternal mucho más cercana y productiva intelectualmente hablando) y este le dice (uno de los mantras del libro) respecto a que tenemos el amor que creemos merecer. La frase toma total sentido hacía el final del libro, cuando sostiene una charla bastante intensa con Sam, a quien ama loca y profundamente donde ella le dice (en esencia) que el amor pasivo no significa nada para ella, pues de alguna forma es como si no estuviera él ahí, que Charlie no sólo tiene que procurar a los demás sino que tiene que procurarse asimismo y buscar su propia felicidad, su propio amor. Charlie no cree merecer el amor de Sam y por eso vive pensando que basta con que procure la felicidad de ella, aún a costa de no sentir nada y en última instancia sentir infelicidad. 

Es bien dificil sentir que mereces amor, cuando tu mismo crees que nadie te puede amar. Cuando tu medio exterior pero especialmente tu (y básicamente sólo tu) te has estado machacando en tu cerebro que nadie podría enamorarse de ti porque no eres interesante, no eres atractivo, no eres delgado, no eres divertido, no eres especial. Es muy complicado construir autoestima y confianza cuando te has pasado entre quince y veinte años destruyendo tu propia apreciación y cariño propio. Si, quizá de orígen externo, pero que tu diste importancia, engrandeciste, alimentaste y en última instancia diste vida y fortaleza en tu propio detrimento. 

Es bien difícil romper ese ciclo que he estado viviendo desde hace mucho. Que tiene puntos de orígen en mi infancia, en mi adolescencia, en mis pocos años de vida adulta y que tiene múltiples puntos de contacto y resonancia entre si. No sé como romper ese ciclo, es muy fácil decir que quiero romperlo aunque sea mucho más complejo realmente hacerlo. Pero quiero hacerlo. Quiero aceptarme como soy, así como quiero estar en paz con mi pasado quiero estar en paz conmigo mismo y sentir que aunque no soy perfecto y quizá no soy como quisiera ser, eso no me hace indeseable. Sino que pese a todo, merezco amor y merezco buen amor. No amor por compasión o por desesperación o por interés. Amor genúino, amor con sus partes horrendas y hermosas. Pero intenso y en última instancia y en esencia positivo. 

Tengo que dejar de creer que no merezco amor y creer que merezco el amor que me haga más pleno. No tener el amor (o la ausencia de él) que creo merecer. Sino tener el amor que me haga esencialmente feliz. El amor que realmente merezco. Y si, tengo que trabajar mucho en ello. Es una telaraña que lleva muchísimos años creciendo y pegándose, que llevo muchísimos años alimentando. 

Empecé leyendo Las Ventajas de Ser Invisible pensando que sería otra novela adolescente donde proyectaría aquello que sueño haber vivido en mi adolescencia. Tal y como creo hice con la película (y he hecho con miles de series, libros, películas, etc). Terminé haciendo un viaje emocional muy intenso. Que me llevó a enfrentar mis demonios, mis fantasmas, mis miedos y en última instancia a mi yo adolescente. Y quizá me puso en camino a estar en paz con mi pasado, dejar de culparlo y voltear al futuro que es donde yo puedo hacer aún todo lo que quiera. Al final, es una novela que me ha dado muchas ganas de 'involucrarme' y no sólo ver como suceden las cosas.

Fue una novela donde no sólo quise sentirme infinito. Sino en la que recordé todas las veces que me he sentido de esa manera, las veces que no, y todas las oportunidades que aún tengo de ser infinito. 

Gracias Charlie. Gracias infinitas por todo. 

Si nunca volvemos a vernos, piensa que las cosas están bien y si no lo están que pronto se arreglarán.

No hay comentarios:

Publicar un comentario